Marta, Cristina, Natalia y Sara son amigas del colegio, de esas amigas que compartieron las pilatunas, los novios, los secretos, los cachos puestos y asignados por terceros. En su haber cada una cuenta con un impecable curriculum de amantes furtivos, estables, pasajeros, y medianamente firmes hasta que se demuestre lo contrario.
Es una tarde de esas que llaman paramosas, se han encontrado después de varios años de hacer reuniones en messenger o por telefono, han cruzado chismes la una de la otra, todos con el cariño que se permiten las amigas y que esta negado para los amigos. Esa tarde decidieron invitar a su reunión a Sandra, ella estudio con este grupo en el mismo colegio, compartieron profesores ( realmente profesoras porque todas eran monjas ) y era catalogada como la problematica del salón, subia el dobladillo de su falda para molestar a las religiosas, escondia camandulas, aplicaba pegamento a las biblias y un día después de por fin graduarse de bachiller encontro en su camino a un hombre joven, de mirada profunda, pantalones en cuero de esos que se ajustan hasta donde el pudor lo permite, ese hombre tenia entre sus piernas una gran maquina, la hacia rugir para Sandra, la calentaba y permita que ella la montara mientras vibraba bajo sus jovenes e inocentes muslos. Este hombre era un harlista.
En la reunión de exalumnas Sandra contaba sus aventuras sexuales y como habia viajado por todo el continente con su amante motociclista, la vida bohemia, el estilo, las grandes caravanas. Un día desperto de su letargo sexual, la maquina ya era parte del paisaje en su vida, decidio regresar al camino de las monjas y dedicarse a estudiar psicologia para ayudar a estudiantes de colegios religiosos, como ella lo fue. Un dia se encontró con alguien que cambiaria su vida, era un religioso que se permitia un brillo adicional cuando ella pasaba, tal vez los vapores de la gran maquina habian dejado impregnado en ella la marca de la vida desenfrenada. Este sacerdote colgo los habitos y partio hacia un nuevo horizonte con Sandra.
Cuando Sandra termino de contar su aventurera vida amorosa, de la que hoy en día existen un par de hijos y por supuesto una que otra hipoteca, una de sus compañeras interpreto las picaras miradas que habian pasado de cara a cara durante toda la velada y por fín pregunto en voz alta: "Y el curita que tal polvo era?" A lo que ella contesto: " Lo dificil es que le dejaron un punto muy alto, no ven que el otro era harlista!"
Harley Davidson es una marca que carga en su sillin una historia de más de cien años, en 1901 fue el producto de dos jovenes norteamericanos que decidieron unir sus conocimientos en bicicletas y motores para sacar al mercado una maquina que los transportara en las largas distancias de los Estados Unidos sin tener que pedalear. Con el tiempo, algunas estrategias de marketing, una que otra pelicula y los gloriosos cliches hollywoodenses podemos encontrar que hoy en día es un sinonimo de rebeldia, cuero negro, hombres muy machos, y grandes recorridos con el viento en la cara.
Pero para Sandra y sus amigas el hecho de ser harlista simplemente le da una potencia sexual adicional al poseedor de este cilindraje, para que borojó, para que Benedetti y Neruda, de que nos sirve cuidar nuestro abdomen treintañero, respetarlas, amarlas y no tocarlas "ni con el petalo de una flor" simplemente busquemos una de esas marcas que transfieren atributos varoniles, busquemos una marca que levante polvo, compremosla y de esa forma seremos el punto de referencia en la historia sexual de nuestras mujeres. Arriba las marcas que levantan polvo!